Además. Hildebrandt sostuvo que ve en el Grupo El Comercio una intención de uniformizar y homogenizar la información, lo cual resulta nocivo para la conciencia pública.
–¿Vuelve a la prensa escrita con ‘Hildebrandt en sus trece’?
El hecho de fundar esta publicación se debe a que, cansado de que me boten, y como yo no me puedo botar a mí mismo, he decidido hacer algo mío. Y con Rebeca Diz, hemos fundado este semanario que espero vaya bien. El proyecto será duradero, en la medida en que el lector lo acepte y lo adopte.
Queremos hacer investigación bien dicha, investigación rodeada de crónica social también. Volver al periodismo de lo textual, de lo bien escrito; volver a establecer ese viejo parentesco del periodismo con la literatura, parentesco que se ha perdido porque ahora el periodismo parece enemigo a muerte de lo bien escrito. Casi todo el periodismo se ha convertido en enemigo mortal de la sintaxis y aun de la ortografía, para no hablar ya de la belleza. Queremos recuperar algunos méritos de la textualidad. Arduo trabajo.
Hildebrandt en sus trece será una publicación tamaño tabloide de 32 páginas a todo color, pero llena de información, donde no vamos a tener sino información porque hasta ahora, carentes de padrinos, no tenemos publicidad. Vamos a vivir de nuestros lectores. Eso esperamos. Ese es el costo también de ser independientes. No tenemos publicidad, pero confiamos mucho en la gente.
–¿Qué características le ve usted a la prensa escrita en el momento en que se anima a lanzar este proyecto?
Nosotros creemos que vamos a fabricar un producto que no existe, dedicado a la investigación y a la crónica social desde una perspectiva muy informativa y bastante literaria, en el sentido de cuidado del estilo. Nos parece que en eso sí podemos obtener una ventaja comparativa, en relación con lo que puede llamarse perfomance de la otra prensa.
–¿Ve usted que la otra prensa le está restando peso a la denuncia y a la investigación?
Creo que en algunos casos hay algunos compromisos de tipo financiero o amical que hace que la prensa, en ciertas situaciones, se sume a la tarea del entretenimiento, más que a la tarea de la investigación.
–¿Cuán dañino puede ser esto para la sociedad?
Mucho, porque convierte a la prensa en una extensión de la farándula. Lo que ustedes han publicado sobre las declaraciones de Pablo O’Brien –reconociendo que Business Track trabajaba para el diario El Comercio– es un aporte cualitativo para la investigación. Y, claro, lo simpático y agradable hubiera sido que esta entrevista a Pablo O’Brien hubiese salido en El Comercio para que este diario demuestre alguna capacidad de autocrítica.
–¿Pero eso se le hace realista?…
Pero eso sería lo ideal, de igual modo que don Pedro Beltrán publicaba las críticas en contra suya en su propio periódico.
–¿Ve usted una intención de parametrar a la opinión pública por parte de algún grupo mediático?
Yo veo una intención de uniformar, de homogenizar la información. Indudablemente detrás de esto hay intereses comerciales y mediáticos, que provienen fundamentalmente de una sola fuente que es el poderosísimo Grupo El Comercio. De ello no hay duda.
Frente a eso, los periodistas independientes vamos a tener que luchar a nuestra manera, cordialmente, pero con firmeza.
–¿Qué tanto daño le puede hacer el poder económico y mediático del Grupo El Comercio a la conciencia pública del país con su intención de homogenizar a la opinión pública?
En la medida en que se oculten cosas y se trate de ideologizar todo haciéndole creer a la gente de que vivimos en el mejor de los mundos, y de que debemos permanecer en un statu quo idílico, en esa medida frenamos fuerzas de progreso; frenamos inventiva social; obligamos a la gente a la resignación. Y eso preocupa.
–En relación con el aporte de ideas para el desarrollo del país, ¿qué tan negativa resulta esta situación?
Eso tiene un impacto negativo y, además, a largo plazo crea bolsones de resentimiento, que luego estallan en Tía María, en Chala, en Bagua, etc. Hay reventazones purulentas que no nos explicamos de dónde vienen, porque no entendemos que hay un divorcio entre la prensa –que dice que todo anda muy bien– y la realidad –que dice que no todo anda bien–.
Es cierto que no todo anda mal; pero es igualmente falso que todo ande muy bien. como nos quiere hacer creer cierta prensa.
–¿Esa prensa puede ser un caldo de cultivo de bombas de tiempo a futuro?
Indudablemente. La prensa que omite, encubre y oculta no hace sino aplazar desenlaces funestos; los aplaza un semestre, dos semestres, un par de años. Pero si las desigualdades se acrecientan, evidentemente los estallidos van a darse. En todo caso, el papel de la prensa es informar y esa es una tarea a la que no se puede renunciar.
–¿Qué tan peligroso podría resultar que el poder económico y mediático quiera a la vez tomar el poder político?
Creo que ahora el poder político depende del poder mediático. El poder político se ha sumado, como furgón, a la locomotora del poder mediático. Entonces ya no es necesario ningún asalto. El poder efectivamente está en manos de grupos de información; no sólo en el Perú sino también en el mundo.
Frente a esto hay una gran corriente de periodismo alternativo que está en la calle, en el internet, en algunas publicaciones; porque es necesario resistir el tsunami corporativo y pasteurizado con el que nos quieren, todos los días, ahogar o envenenar. La prensa independiente es cada día más pequeña en el país, y más amenazada. Por eso mismo, cada día tendrá que librar una batalla heroica.
–¿Para usted está clara la forma como El Comercio y La República se hicieron del canal 4?
Para mí está claro que ‘Chicho’ Mohme actuó honestamente, correctamente, comercialmente. En cambio para mí no está claro cómo El Comercio pudo hacerse con el 69 por ciento del canal. Tampoco está clara esa jugada de El Comercio para sacar a Bavaria, después de haberle servido como socio.
Más aún si recordamos hechos como el del señor Jaime Carbajal, llegando con 700 mil dólares, y que ahora preside la Cámara del Libro. Será la del libro contable; el libro del debe y el haber. Eso no está claro para mí y por supuesto que no se va a investigar nunca.
–¿Pero el Congreso debería investigar esa transacción?
Si tuviera pantalones, pero el Congreso anda en shorts. Pantalones largos no tiene. El Congreso se muere de miedo ante El Comercio, y entonces es imposible pedirle que investigue a El Comercio.
Pero absolutamente hay elementos para que se investigue y se esclarezca cómo El Comercio se deshizo de Bavaria. Fue mediante qué trámite obtuvieron esa enorme prerrogativa. El Grupo Romero les prestó el dinero para comprar las acciones. Con qué rapidez consiguieron ese préstamo. En resumen, cómo es que en definitiva el canal más importante de la TV peruana acabó en manos del diario más importante, del holding más importante, sumándole un poder yo diría que ya excesivo a un grupo que ya era poderoso.
Todo grupo que crece como una metástasis se convierte en peligro. Todo grupo mediático que tiende a acaparar demasiado se torna en amenaza, porque su tendencia será siempre a uniformar contenidos. Lo hemos visto en Argentina y en las dictaduras del cono sur. Entonces, si rechazamos las dictaduras –como expropiadora de la televisión– por qué no rechazamos la expropiación privada de la televisión en relación a acaparar, a través de un solo interés, el poder de la televisión?
Yo sí creo que esos grupos constituyen un peligro para la libertad. No sé si para la democracia –porque ésta es más fuerte que ellos–, pero sí para la libertad y la diversidad, que es parte elemental de la libertad.
Publica: Expreso (16/04/2010)
viernes, 16 de abril de 2010
PERIODISTA CÉSAR HILDEBRANDT AFIRMA: "CONGRESO SE MUERE DE MIEDO ANTE EL COMERCIO"
El periodista César Hildebrandt, pronto a reaparecer en la prensa escrita con el semanario ‘Hildebrandt en sus trece’, afirma que la versión de Pablo O’Brien, respecto de los vínculos entre Giselle Giannotti y ex directivos del diario El Comercio, debe investigarse, aunque se mostró incrédulo de que esto suceda debido al temor que genera el poder mediático de ese diario.
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