Locales partidarios cerrados, candidaturas que no son fruto de elecciones internas y un festín de puestos en listas municipales. Eso es lo que encontramos al echar un vistazo sobre dos de los 23 partidos de alcance nacional registrados ante el JNE. A siete meses de los comicios ediles y regionales, los dueños de los logos Siempre Unidos y Cambio Radical admiten la informalidad y escasa legalidad de sus aventuras electorales.
Por Ghiovani Hinojosa
“Somos el partido más pequeño del mundo: Jaime, Enrique (Ghersi) y yo”. José Barba Caballero
Desde que una agitada voz femenina al otro lado del teléfono nos informa que estamos llamando al Instituto Materno-Infantil Rosa de Lima, sospechamos que algo anda mal. No podía ser este el local central de “Siempre Unidos”, el partido político presidido por el alcalde de Los Olivos, el exitoso ginecólogo ancashino Felipe Castillo Alfaro. No era lógico suponer que en este lugar de camillas, madres gestantes y arrorrós íbamos a encontrar militantes preocupados, rodeados de documentos partidarios, debatiendo las soluciones a los problemas urgentes del país. En efecto, una experiencia in situ nos demostró que la política peruana puede ser una ficción: la clínica ubicada en la avenida El Trébol 7136, en el distrito olivense, que figura en el Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) como el domicilio legal de “Siempre Unidos”, no solo es el centro de labores de este burgomaestre, sino que también es su casa.
El periodista y vecino de Comas Marco Antonio Carmona asegura que es sabido por todos en la zona que Felipe Castillo despacha varios trámites municipales desde su vivienda y que esta funge además de fachada formal de su agrupación. La identidad de los integrantes de su Comité Ejecutivo Nacional abona a favor del carácter falso de su partido: la secretaria general nacional, Yolanda Rázuri Vega de Castillo, es su esposa; la secretaria nacional de Relaciones y Cooperación Nacional, Nelly Cannata Razuri, es la prima hermana de esta; el secretario nacional de Organización de Base, José Oliva Guevara, es su ex cuñado y ex teniente alcalde de Los Olivos; y el secretario nacional de Economía y Finanzas, Richard Mendoza Damián, es familiar de su regidor Luis Manuel Gómez. Esto fue corroborado por Felipe Vidal Colchado, quien fue regidor de Castillo por 11 años y renunció el 2006 a “Siempre Unidos” porque “Felipe era el uno, el dos y el tres; decidía todo en el partido”. Como se ve, se trata de un caudillo con gran poder edil –lleva 14 años como alcalde– que ha involucrado a su familia y sus allegados en una aventura rentabilísima: lograr la inscripción de una organización política nacional que, sin tener una vida partidaria real, pueda servir como plataforma electoral para la candidatura de un huérfano de partido metropolitano como Alex Kouri.
Según el artículo 8 de la Ley de Partidos Políticos, todo grupo que desee inscribirse como agrupación de alcance nacional debe presentar, entre otros requisitos, las actas de constitución de, por lo menos, 65 comités provinciales distribuidos en 16 regiones, cada una con un mínimo de 50 afiliados firmantes. El periodista Carmona narra un indicio que ayuda a comprender cómo “Siempre Unidos” habría cumplido esta exigencia el 2002: “En los centros poblados de Santa Rosa de Quives (Canta), vi a algunas personas equis prestar sus casas, se pintaba el logo de comité provincial en ellas, y se acabó”.
Y es que la agrupación del alcalde de Los Olivos parece no tener un trabajo partidario real al interior del Perú: es especialmente elocuente que hoy solo tengan cerca de 15 autoridades electas en el departamento de Lima y una que otra en Ayacucho y Puno. Felipe Vidal afirma sobre el presente: “Todos los comités provinciales que yo formé para inscribir el partido no funcionan”. Para verificarlo, solicitamos a Felipe Castillo detalles sobre sus comités provinciales. Su respuesta delata el fiasco que es “Siempre Unidos”: “No tenemos un inventario de nuestros locales partidarios en todo el país –lo estamos elaborando– porque muchos militantes han renunciado y otros se han incorporado”.
El lujo de tener personal
–Puse como dirección legal del partido mi casa y clínica pequeña para que no pierda las correspondencias, porque, hay que reconocerlo, en el local partidario a veces no hay personal ni secretaria (se refiere al edificio de Angélica Gamarra 651, Los Olivos, que indica como el verdadero bastión de su organización).
–Nosotros hemos visitado también el local de Angélica Gamarra y luce vacío, nadie respondió nuestro llamado, ¿en qué momento del día hay actividad partidaria allí?
–Mentiría si dijera que todos los días. Para eso necesitaríamos dinero. Los que hacemos política no podemos darnos el lujo de tener personal permanente. Usamos el local para pequeñas tertulias eventuales en las que analizamos la realidad del país.
¡Compre, compre su regiduría!
El gancho para jalar gente fue una campaña médica gratuita. En el populoso barrio de Collique, Comas, Felipe Castillo consiguió aglutinar –el domingo 28 de febrero de este año– a decenas de pobladores en un mitin en el que presentó a ocho virtuales candidatos de su partido a las alcaldías distritales de Lima Norte. También estuvo en la jornada Alex Kouri, quien con sus frases y gestos dejó claro que la posibilidad de postular a Lima por “Siempre Unidos” es cada vez más real. “Desde el punto de vista legal todos son precandidatos, incluyéndome a mí, ya que debemos pasar por el ciclo de elección interna, que puede ser una formalidad, porque el liderazgo de cada quien en su sector es claro”, es el comentario inaudito de Castillo. Para él, la democracia interna parece consistir en firmar papeles que legitimen jurídicamente sus decisiones personales.
Pero el nivel de degradación política de “Siempre Unidos” habría tocado fondo. El médico Nicolás Kusunoki –“Dr. Nico”–, candidato por Comas, ha sido acusado por empresarios del distrito de negociar las regidurías para las elecciones de octubre próximo. Javier Carrasco, actual regidor y dueño de una cadena de farmacias, habla por primera vez ante la prensa sobre su impase con este político en los comicios pasados. “Me pidió 30 mil dólares para financiar la campaña y candidatear como teniente alcalde. Como yo no tenía dinero, ofrecí apoyarlo logísticamente. Entonces, él me propuso que le diera 1,500 soles mensuales. Así ocurrió desde enero del 2005 hasta mayo del 2006. Pero cuando ya se acercaban las elecciones, me dijo que me iba a bajar al número dos de la lista porque había llegado otro empresario con 30 mil dólares que iba a ocupar mi lugar”, revela. Consultado por esta revista, Kusunoki niega esta acusación y asegura que tanto Carrasco como el resto de regidores de la actual administración buscan liquidar su candidatura. Líos propios de un partido fachada.
Cambio Radical, muerte natural
José Barba Caballero, presidente del partido político Cambio Radical, reconoce que mantuvo su registro, a pesar de no haber participado en los comicios del 2006, por la alianza que firmó con Unidad Nacional y que le permitió sobrevivir. “Somos por ahora el partido más pequeño del mundo y el que tiene la ideología más breve: ‘todo lo que funciona está bien, todo lo que no funciona está mal’. Eso es pragmatismo”, explica orondo. Además, afirma que su agrupación tiene un promedio de 400 afiliados –en contradicción con la frase que abre esta nota–. Julio César Castiglioni, experto en temas electorales y ex militante pepecista, asegura que Cambio Radical solo tiene cuatro afiliados: Barba, su esposa, Gustavo Sierra y Martín del Pomar. Para peor, el domicilio legal de este partido que figura en el JNE –calle Los Jazmines 405, Lince– es hoy el consultorio privado de una gastroenteróloga.
–El 98% de partidos políticos, con excepción del Apra, no tiene estructura nacional. Son movimientos electoreros ‘letrero’ que abren sus locales básicamente en campaña. Incluyendo el mío.
–¿No está siendo cínico? ¿Acaso esta situación no le hace daño a la democracia del país?
-Decir la verdad no tiene nada que ver con el cinismo. Yo dije desde el principio lo que éramos. Cambio Radical se está poniendo a tono ahora con las nuevas circunstancias para que sea un buen vehículo para un candidato presidencial, que probablemente sea Jaime Bayly. Y si él no se anima, va a ser difícil que participemos en las elecciones. El partido tendría muerte natural el 2011.
Acabó la función
Estos dos casos son solo una muestra de la informalidad que rodea a los partidos políticos en nuestro país hoy; pero no son los únicos. Según la ley electoral, estas organizaciones están llamadas a defender los derechos humanos, velar por la democracia y canalizar la opinión pública. Nada más alejado de la realidad. Los ciudadanos somos cómplices del “circo” en el que se torna la política cada vez que hay elecciones y que votamos con las vísceras o el hígado. Mientras las personas de a pie no tomemos la realidad por las astas, los fantasmas partidarios seguirán pululando.
Una ley electoral defectuosa
Los sociólogos Fernando Tuesta y Carlos Reyna señalan los principales errores de la Ley de Partidos Políticos (2003):
1 No dispone explícitamente que el JNE supervise el funcionamiento del local partidario y los comités provinciales (según Tuesta, este organismo electoral tiene una interpretación laxa de la norma; podría fiscalizar si hubiera voluntad política).
2 Asume que las 146 mil firmas solicitadas para el registro demuestran la existencia de una masa militante, cuando se sabe que existen ‘services’ que falsifican rúbricas por 0.30 céntimos en las afueras de la Onpe y el JNE.
3 Limita el rol de la Onpe a dar asistencia técnica opcional en las elecciones internas; así, esta institución no tiene capacidad fiscalizadora ni sancionadora.
¿A quién le corresponde revertir esta situación? Directamente al Congreso, que debería promover una reforma de la ley; pero también a los partidos políticos y a los ciudadanos que a veces nos olvidamos de que tenemos capacidad de propuesta legislativa.
Publica: La revista de La República - Domingo (14/03/2010)
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