jueves, 21 de octubre de 2010

REVISTA PERÚ ECONÓMICO: DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE CONGRESISTAS Y REGIDORES VERSUS MINISTROS Y GERENTES MUNICIPALES

Por: Pedro Martínez Valera, Arq.
Director de GCM APERTURA

No es muy cierto lo que señala la revista PERÚ ECONÓMICO en su edición 10 de octubre, cuando afirma que un “regidor tiene un cargo más similar al de un congresista; mientras que el de un gerente (municipal) está más cercano al de un ministro”. Si bien es cierto que un regidor es como un parlamentario y que todo Concejo (con c) Municipal viene a ser el Congreso o Parlamento distrital; es nada semejante comparar a un gerente municipal con un ministro.

Lo más cercano radica en que ambos son nombrados y despedidos a sola firma -y según el estado anímico- de la máxima autoridad del gobierno. El ministro lo nombra el presidente de la República y al gerente municipal hace lo mismo el alcalde. Algo que debería cambiar, pero que nuestras leyes lo permiten. Al extremo de convertirlos, sin vergüenza alguna, en ministros ‘todoterrenos’ y en gerentes municipales ‘fusibles’. Un ministro de Salud bien puede ser mañana titular del Interior. Uno de Construcción acaba en el portafolio De la Mujer. Total, hacen lo que dicta el ‘señor’ presidente.


Igualmente un gerente de participación vecinal en una municipalidad, acaba siendo secretario general y hasta asume el encargo de ser gerente de Asesoría Legal. Lo que importa es ocupar la plaza, decir ‘’ a todo y firmar lo que el alcalde le exija por conveniencia propia.


Ministros y gerentes municipales comparten un triste final en común: Convertirse en la práctica, en pasajeros ‘secretarios’ tanto del Presidente de la República, como del alcalde de turno respectivamente. No interesa su preparación, conocimiento y experiencia, lo que vale es su confeso servilismo, su iniciativa de ‘echarse’ cuando le ordenan ‘sentarse’, y una personalidad de inmolarse, al estilo ‘kamikaze’ cuando se trata de autoinculparse por algún acto de corrupción y negociado (¡que son muy frecuentes!) hecho por ‘su’ Presidente o por ‘su’ alcalde, aquel a quien le debe el cargo y el sueldo. Incluso con ‘muertos y heridos’.

Lo más cercano a un ministro, en el mundo municipal, sería el alcalde, salvo que éste es elegido por el voto popular, mientras al ministro no lo elige ni su vecino. Pero en la práctica, los alcaldes hacen y deshacen en su municipalidad, como lo hacen un ministro en su ministerio. Al extremo que ambos se convierten en pequeños dictadorzuelos y reyezuelos que hacen y deshacen a su antojo y según su interés personal que comienza y acaba en su bolsillo. También en su cartera.


De regidores y congresistas sólo basta decir que sería urgente reflexionar, en torno a que si realmente sirven para algo. Todo indica que no sirven para nada, salvo contadas excepciones. En ambos su principal función es la de fiscalización y control de la gestión del alcalde y del Poder Ejecutivo principalmente. Pero en la práctica, ni siquiera intentan hacerlo. Sin vergüenza alguna, se convierten en tránsfugas, en apañadores de la corrupción y acaban sirviendo a sus intereses individuales en detrimento de lo público.


En definitiva, todo gerente municipal sueña en convertirse en regidor o si es mejor en alcalde. Todo alcalde sueña ser ministro. Y todo ministro anhela ser futuro congresista, ‘parlamentiroso’ u ‘otorongo’. Esos son sus sueños. Nosotros, los de ‘a pie’, soñamos que pronto las leyes cambien para que no sigan engordando a tantos, por lo general, ‘vividores’ del erario público. No olvidemos que nuestras municipalidades y el Congreso, se han convertido no sólo en ‘Escuelas de Corrupción’, sino también, en el último refugio de muchos fracasados.

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