Publicado por la Revista DEDO MEDIO, Edición N°34 (09.2010)Por: Jorge García y Antonio Villaorduña
La historia de la dictadura recuerda siempre a los Trujillanos, Odría, Amín, Fujimori, Castro y Chávez. Nadie se fija jamás en el oscuro jefe edil de provincia, y se olvida pronto del mandamás capitalino. Pero si algún político sueña con ejercer el poder de manera absoluta, sin tener que caer en esa molesta costumbre de rendir cuentas, debe dejar de soñar con la presidencia de la República. La clave está en convertirte en alcalde y aplicar estrictamente lo que la ley faculta. ¿No nos crees? Aprende de Castañeda Lossio y complace a ese despótico reyesuelo que llevas dentro. (Seguir leyendo en las imágenes).
"Los alcaldes no necesitan quebrantar ninguna norma para hacer lo que les nace del forro. Les basta con poder en práctica la Ley Orgánica de Municipalidades para convertirse en amos y sñores de las provincias y distritos que les toque gobernar".
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