Publicado en la Revista Somos del diario El Comercio el sábado 04 de Agosto de 2010
Muy reveladora la autocrítica hecha por el excelente comediante Carlos Álvarez en Somos 1238. Su "error" y nefasto apoyo al Fujimontesinismo, se asemeja a lo que no solo en época electoral deploramos: Periodistas que coquetean o son seducidos por el efímero poder se convierten en candidatos, o en asolapados promotores de campañas políticas. Su "error" es que al igual que los comediantes, ambos regresarán con las manos vacías y habiendo perdido su único capital: Su credibilidad, expresada en su independencia y objetividad. El periodismo como la comicidad son irreconciliables con la política, a pesar que muchos políticos más parecen humoristas. No se puede ser periodista o cómico, y político a la vez. El poder es sólo una ilusión, y seduce tanto a trajinados periodistas como a recorridos comediantes como Carlos Álvarez. O se es periodista, ò cómico, ò político. Pero nunca ambos a la vez. De suceder, se convertiría en un periodista o comediante militante. Tan miserable, disparatado y risible, como pretender tener bajo el mismo techo y guardar fidelidad, a la esposa y a la amante a la vez.
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