REELIGIENDO LA CORRUPCIÓN: ¿QUIÉN GANARÁ LAS ELECCIONES EN SAN BORJA?

Por: Pedro Martínez Valera, Arq.

Director de GCM APERTURA

Por desgracia Marcos Álvarez saldrá re-reelecto. Casi 8 años como teniente alcalde de Alberto Tejada, le son insuficientes. Le quedaron chicos. La mamadera da para cuatro años más, pero ahora como alcalde. Y de cajón ya piensa –aunque lo niegue en público- en otra re-re-reelección en el 2014, para perennizarse más allá del 2018. La culpa no la tiene el autodenominado –al igual que su socio Tejada- exitoso Marquitos. Tampoco nosotros, los que elegimos entre el sida y el cáncer municipal, menos aún nuestros sufridos contribuyentes de cuyos bolsillos sale el dinero para pagarle su dieta a Marquitos. Y a partir del 2011 su sueldo. Tal como durante 8 años se lo hemos pagado a Tejada, aunque no trabaje, viaje y cobre simultáneamente a la municipalidad sanborjina en soles, y a la FIFA en dólares. Dietas y sueldos que son un sencillo, si lo comparamos con las jugosas y escandalosas concesiones que ellos prorrogan, firman y consienten sin rubor alguno. Como la del recojo de basura, a razón de más de 5 millones al año, con la concesionaria DIESTRA SAC. Y eso que no hablamos de los otros servicios público-municipales, como la limpieza de calles y veredas, el regadío de áreas verdes, el mantenimiento de parques y jardines –incluidas las flores y plantas que tanto le agradan a Marquitos- y el serenazgo, por sólo citar algunos. Dinero que consume casi el 80% de los 60 millones del presupuesto anual sanborjino. Multiplíquelo por cuatro años. Y luego por dos producto de la primera reelección. Marcos Álvarez se va por la segunda reelección. ¡Hay que rico!

Culpables de la re-reelección de Marcos Álvarez en San Borja –incluidos sus enquistados regidores Von der Heyde, Nori Paz y Gina Casanova al extremo que nuestras municipalidades se hayan convertido en verdaderas Escuelas de Corrupción, con impunidad incluida, es el actual sistema municipal. Cuyas leyes permiten a los alcaldes, regidores y funcionarios municipales saquear el dinero público y robar con total impunidad. Sin sanción alguna, sin cárcel ni sentencia.

¿Alguien cree que el alcalde Misyashiro no saldrá re-re-re-reelecto por quinta vez en Chorrillos? ¿O que Castillo Alfaro perderá su cuarta re-re-reelección en Los Olivos, al igual que Bueno Quino en Chosica? ¿Acaso creen que Masías no saldrá reelecto en Miraflores, Ternero en San Martin de Porres, Burgos en San Juan de Lurigancho, Saldaña en Comas y tantos otros exponentes de nuestra fauna municipal? Todos saldrán por desgracia reelectos. También Marquitos y toda su mancha de ayayeros a sueldo, se atornillarán por cerca de dos décadas en nuestra Municipalidad de San Borja.

Aún no somos del todo conscientes, que la reelección no sólo es corrupción y que la re-reelección es tremenda mega corrupción. Para las actuales autoridades municipales, la reelección es una inversión. Y con enormes ganancias. La reelección de alcaldes, regidores, presidentes y consejeros regionales, es un tremendo abuso del poder, una ventaja electoral y una geométrica injusticia, avalada por ley. Algo que urge eliminar. La reelección es como una carrera de 100 metros planos, donde la autoridad reelecta tiene 90 metros de ventaja, mientras los demás candidatos parten de cero. Marcos Álvarez ganará estas elecciones del 3 de octubre próximo, no porque es un exitoso teniente alcalde, con eficiente gestión municipal. Tampoco porque es transparente con el dinero público, porque hace mover a San Borja, ni porque tiene las uñas cortas. Marquitos ganará (y por amplia ventaja), por la sencilla razón, que tiene la ventaja de la reelección. Algo que curiosamente nuestra Constitución Política, no se lo permite ni al presidente de la República. Pero a los alcaldes y regidores, sí. También a los presidentes y consejeros regionales.

Sólo es posible ganarle a un alcalde, regidor o autoridad regional que va a una reelección, cuando su gestión administrativa y financiera ha sido un desastre, un escandaloso saqueo del dinero público. Pero también cuando se le enfrenta en elecciones, un candidato con liderazgo y autoridad. Pero sobre todo, sin anticuchos de anteriores gestiones públicas. Y por desgracia, Marquitos, en esta elección, tiene la cancha despejada. Como la tuvo su socio Alberto Tejada en el 2002. Que hay serios indicios y pruebas de corrupción en estos casi 8 años de gestión Tejadista, las hay. Pero aún no constituyen un escándalo. Más si tenemos en cuenta el apoyo mediático –léase silencio cómplice- de la prensa escrita y canales de televisión (aparte del Grupo RPP), que nunca (y no estamos exagerando), han publicado graves denuncias en contra del actual alcalde Alberto Tejada. No olvidemos que él es consultor del diario EL COMERCIO, y escribe su columna sobre sexo en EL TROME. ¿Tendrá el mismo blindaje mediático el próximo alcalde Álvarez? Definitivamente no.

Luis Robles podría quedar en segundo lugar -haciendo ingresar en el mejor de los casos a sus dos primeros regidores-, si es que no le pasa factura tremendos errores que ha cometido –al igual que Lourdes- desde su derrota en el 2006 hasta la fecha. Desde enero del 2007 Robles nunca criticó la gestión de Alberto Tejada. A pesar de haber quedado expectante en un segundo lugar en las elecciones de noviembre del 2006, Robles optó por desaparecer. Hasta prácticamente abandonó a sus dos regidores de oposición, Alex Samaniego y Vilma León, que se convirtieron en tránsfugas. Robles decidió no hablar. No denunciar. No defender a sus vecinos sanborjinos que votaron por él. Calló y dejó que la corrupción municipal en San Borja, avance, madure, consolide redes vecinales. Clientelaje político. A lo mejor sabía que le podían recordar su pasado como director (hoy llamado gerente) municipal de Santiago de Surco. Al extremo que los anticuchos de la dupla Tejada & Álvarez, quedarían cortos frente a la anticuchada de los patas Carlos Dargent Chamot & Robles. Todopoderosos por más de 10 años en Surco.

Durante los últimos tres años Robles, sencillamente, se hizo humo. Desapareció. Recién en el 2009, como si fuese un vecino más, mal-utilizando una nada representativa Junta Vecinal Comunal, preparó su ya para todos conocida, actual candidatura. Pero cometió el segundo gran error de juntar a jugadores de liga y muchos de ellos que hasta habían pertenecido a otros equipos (como Juan Carlos Zevallos y otros), para intentar jugar en la primera división municipal. Así llegaron los Zevallos, los Pomas y muchos convenidos más. Y para colmo, los nombró como candidatos a regidores.

Así no se gana una elección municipal. Ni en el Perú ni en China. Y peor aún sin dinero. Más cuando se tiene al frente a un Marquitos con la billetera llena. Con los contactos y las relaciones en prensa, radio y televisión. Con proveedores y concesionarios deseosos de su re-reelección. Con periodistas y abogados (léase abogansters) que claman por defenderlo, previo pago por recibo por honorarios profesionales. Con más de mil familias de la llamada Corporación Municipal, que cruzan los dedos por conservar su chamba, gollerías y aguinaldos. Con toda la logística, medios y recursos de nuestra municipalidad sanborjina. Y sobre todo, con el espaldarazo y apoyo total de su mentor Alberto Tejada. El alcalde más viajero del mundo. Y del arrastre de votos metropolitanos que de hecho de dará la señorita Lulú Flores, que de yapa lleva más de una docenita de alcaldes que buscan su reelección. Por todo esto, ganará Marquitos. Qué pena, que desgracia. Que sinvergüencería. Más si tenemos en cuenta, que cuando ingresó en el 2003 declaró tener un patrimonio valorizado en 356 mil soles, y que en el 2007 ya se había incrementado a S/. 1'526,402.43.

Ahora Luis Robles no tendrá del 15 al 20% de los votos de arrastre que en noviembre del 2006 cosechó de la locomotora metropolitana de Luis Castañeda. Ahora Robles bailará sólo con su numerito. Ya sin partido ni alianza política alguna. Igual lo hará el autodenominado exitoso ex- reelecto alcalde pueblolibrense Ángel Tacchino. Que va a quedar tercero o posiblemente segundo, si es que continúan las metidas de pata de Robles y la guerra sucia –con anónimos donde me honran por figurar-, prospera. Pasquines promovidos, al igual que en noviembre del 2006, por los estrategas de Marquitos, para victimizarlo. Para hacer pasar como indefensa oveja a un recorrido lobo. Y con galones. Para que Robles sea el malo y Álvarez el buenito. Lógicamente aprovechando los disparates del alucinado candidato roblista, Jorge Poma Quispe. En cuarto lugar quedará el desconocido candidato pollero, José Alberto Valdez. Tras él, el invitado del partido Perú Posible, el actual regidor ultra-tejadista, Rubén Lastarria Gibaja, que también le quedaron chicos sus casi cuatro años de regidor muy pusilánime. Tras ellos el pelotón de los nuevos soñadores municipales. El candidato de Lay, el de Acción Popular, el del APRA, el fonavista, el poco carismático tío Valencia y el risible autodenominado campeón del mundo, el otro Marquitos, pero Morón. Todos son tremendamente ingenuos. Al igual que Robles y Tacchino que ya se creen alcaldes sanborjinos.