Por: Zully Pinchi Ramirez
El poder o el ‘falo’, para ponerlo en términos freudianos, es algo que inconscientemente comparten y no muchas veces reparten, políticos y periodistas. Mientras los primeros lo usan y más aún abusan, los segundos tienden a fiscalizarlo y controlarlo, sucumbiendo muchos a la tentación, dejándose seducir por un cruel espejismo. Admirado y odiado a la vez, a César Hildebrandt lo podrán acusar de todo, llegando al extremo del insulto neurótico de una Magaly Medina que recientemente de ‘cariño’ lo llamó ‘pequeño cerdo’, pero nadie le podrá reprochar algún silencio cómplice, menos aún, el ‘acomodo’ de quedarse callado, de no alzar la voz y ocultar la verdad. A continuación, un intento de poner en el diván tanto a la política como al periodismo. Al igual que en el psicoanálisis, las confesiones del analizado, valen más no por su lenguaje manifiesto, sino más bien, por su mensaje latente.
Luego de tu prolongado alejamiento de las cámaras y los micrófonos, ¿cómo haz sentido tu reincorporación al periodismo radial? ¿Crees que tus seguidores te han echado de menos?
Contrario a lo que la gente piensa, yo nunca espero demasiado calor popular. No creo en los recibimientos multitudinarios, hay mucha gente que me quiere y eso sí me gusta. Pero no vivo de eso, mis emociones no tienen que ver con eso, yo podría estar solo, en un desierto y seguiría pensando lo mismo que he pensado a lo largo de estos años: que la prensa debe ser mejor, que el mundo debe ser mejor, que los gobiernos no representan a los pueblos. Me nutro de la gente, pero no dependo afectivamente de ella. Agradezco mucho el buen recibimiento, pero la salud de mi psiquis no depende de eso.
Muchos te consideran un excelente periodista, imparcial, serio, objetivo ¿Estas de acuerdo con ellos, reconoces esas cualidades en ti?
Quien sería yo para admitir tamaña temeridad, que narcisismo tan bobo. No, yo he trabajado siempre para el futuro, la gente dirá en el futuro lo que yo hice, si valió la pena o no. Yo lo único que hago es cumplir un mandato, el de mi conciencia.
¿Qué hiciste durante el tiempo en que la gente no supo de ti?
Fue un año sabático impuesto por las circunstancias, estuve poniéndome al día con mis lecturas, escribiendo el libro que publicará la editora Planeta a finales de julio y que es mi historia en la televisión. Sólo de vez en cuando, estuve buscando trabajo, proyectos y viendo qué hacer, sin demasiado apuro. Pero en este periodo he 'quemado' mis ahorros, de eso he vivido.
¿Cómo te gustaría que te recuerde tu familia, la mujer que amas y la gente que te quiere?
Como un columnista que podía escribir de chelo sin meter la pata, así me gustaría que me recordaran.
¿Cuántas veces te haz sentido presionado por el poder que viene desde el gobierno?
Todos los días. Este es un trabajo donde la presión es constante y si no es del gobierno, es de los dueños, de los que ponen avisos, de los empresarios, de los sindicatos que se sienten preteridos en sus aspiraciones, postergados en sus exigencias. Nosotros somos la mortadela que está al centro del pan y recibimos muchas presiones. Pero éste trabajo exige una armadura, una coraza especial para poder resistir las presiones, ser uno mismo y no terminar siendo un cambalache, un puzle, un lego de esas presiones.
La mayoría de veces que te retiraste de la televisión, ¿fue por presiones recibidas?
De las 14 veces que tuve que salir de la televisión, muchas veces con una patada dada por el propietario, las 14 veces fueron por presiones. Nunca me he retirado voluntariamente. La última vez me pidieron que me fuera. La primera vez, me exigieron que me fuera.
¿Cuáles fueron los motivos?
La primera vez fue por una entrevista a Yasser Arafat hecha en el Líbano, la colonia judía exigió que yo me fuera y el Canal 4 aceptó. Y la última vez fue porque Ollanta Humala y Baruch Ivcher pidieron mi cabeza y Alberto Cabello, gerente del Canal, me dijo que ya no era posible que siguiera y que rescindían mi contrato, a pesar que le faltaba 10 meses para su cumplimiento.
De esas 14 veces que te han echado, ¿cuál ha sido la que más te ha indignado?
Una fue muy pintoresca, yo estaba en el estudio de televisión y en plena pausa comercial nos dimos cuenta que ésta duraba demasiado, casi seis minutos. Con el productor nos preguntamos, ¿qué pasa?, de pronto la pausa comercial duró hasta los diez minutos y me di cuenta que no iba a volver a salir al aire, me habían cortado el programa al aire y pusieron una comedia famosa llamada los 'Detectilocos' a mitad del programa. Yo me quede con el micro colgado como un tonto en el estudio, para continuar un programa que había sido cortado por decisión del gerente que había llamado a control maestro y dijo: “Ese señor no va más”. Eso fue porque se me pidió que no sacara un reportaje sobre la corrupción policial, ya que lo había solicitado el ministro del Interior, del muy demócrata Fernando Belaunde. El señor Pércovich le había pedido que no saque ese reportaje a Mauricio Arbulú, gerente del Canal 4 y él me lo había pedido a mí. Yo le dije. “Si eso no sale no salgo yo”. Arbulú no me volvió a hablar, pero cuando saqué el reportaje, vinieron los comerciales y yo nunca más regrese. Ese día recuerdo que el alcalde de Lima, Alfonso Barrantes Lingán, acudió a mi casa junto a una multitud que se solidarizó conmigo. Es el episodio más surrealista que me ha pasado.
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"Me gustaría morir sumergido en un delicioso mar de morfina que controlase los dolores de mi cáncer terminal y que me diera mucha felicidad artificial".
El poder o el ‘falo’, para ponerlo en términos freudianos, es algo que inconscientemente comparten y no muchas veces reparten, políticos y periodistas. Mientras los primeros lo usan y más aún abusan, los segundos tienden a fiscalizarlo y controlarlo, sucumbiendo muchos a la tentación, dejándose seducir por un cruel espejismo. Admirado y odiado a la vez, a César Hildebrandt lo podrán acusar de todo, llegando al extremo del insulto neurótico de una Magaly Medina que recientemente de ‘cariño’ lo llamó ‘pequeño cerdo’, pero nadie le podrá reprochar algún silencio cómplice, menos aún, el ‘acomodo’ de quedarse callado, de no alzar la voz y ocultar la verdad. A continuación, un intento de poner en el diván tanto a la política como al periodismo. Al igual que en el psicoanálisis, las confesiones del analizado, valen más no por su lenguaje manifiesto, sino más bien, por su mensaje latente.
Luego de tu prolongado alejamiento de las cámaras y los micrófonos, ¿cómo haz sentido tu reincorporación al periodismo radial? ¿Crees que tus seguidores te han echado de menos?
Contrario a lo que la gente piensa, yo nunca espero demasiado calor popular. No creo en los recibimientos multitudinarios, hay mucha gente que me quiere y eso sí me gusta. Pero no vivo de eso, mis emociones no tienen que ver con eso, yo podría estar solo, en un desierto y seguiría pensando lo mismo que he pensado a lo largo de estos años: que la prensa debe ser mejor, que el mundo debe ser mejor, que los gobiernos no representan a los pueblos. Me nutro de la gente, pero no dependo afectivamente de ella. Agradezco mucho el buen recibimiento, pero la salud de mi psiquis no depende de eso.
Muchos te consideran un excelente periodista, imparcial, serio, objetivo ¿Estas de acuerdo con ellos, reconoces esas cualidades en ti?
Quien sería yo para admitir tamaña temeridad, que narcisismo tan bobo. No, yo he trabajado siempre para el futuro, la gente dirá en el futuro lo que yo hice, si valió la pena o no. Yo lo único que hago es cumplir un mandato, el de mi conciencia.
¿Qué hiciste durante el tiempo en que la gente no supo de ti?
Fue un año sabático impuesto por las circunstancias, estuve poniéndome al día con mis lecturas, escribiendo el libro que publicará la editora Planeta a finales de julio y que es mi historia en la televisión. Sólo de vez en cuando, estuve buscando trabajo, proyectos y viendo qué hacer, sin demasiado apuro. Pero en este periodo he 'quemado' mis ahorros, de eso he vivido.
¿Cómo te gustaría que te recuerde tu familia, la mujer que amas y la gente que te quiere?
Como un columnista que podía escribir de chelo sin meter la pata, así me gustaría que me recordaran.
¿Cuántas veces te haz sentido presionado por el poder que viene desde el gobierno?
Todos los días. Este es un trabajo donde la presión es constante y si no es del gobierno, es de los dueños, de los que ponen avisos, de los empresarios, de los sindicatos que se sienten preteridos en sus aspiraciones, postergados en sus exigencias. Nosotros somos la mortadela que está al centro del pan y recibimos muchas presiones. Pero éste trabajo exige una armadura, una coraza especial para poder resistir las presiones, ser uno mismo y no terminar siendo un cambalache, un puzle, un lego de esas presiones.
La mayoría de veces que te retiraste de la televisión, ¿fue por presiones recibidas?
De las 14 veces que tuve que salir de la televisión, muchas veces con una patada dada por el propietario, las 14 veces fueron por presiones. Nunca me he retirado voluntariamente. La última vez me pidieron que me fuera. La primera vez, me exigieron que me fuera.
¿Cuáles fueron los motivos?
La primera vez fue por una entrevista a Yasser Arafat hecha en el Líbano, la colonia judía exigió que yo me fuera y el Canal 4 aceptó. Y la última vez fue porque Ollanta Humala y Baruch Ivcher pidieron mi cabeza y Alberto Cabello, gerente del Canal, me dijo que ya no era posible que siguiera y que rescindían mi contrato, a pesar que le faltaba 10 meses para su cumplimiento.
De esas 14 veces que te han echado, ¿cuál ha sido la que más te ha indignado?
Una fue muy pintoresca, yo estaba en el estudio de televisión y en plena pausa comercial nos dimos cuenta que ésta duraba demasiado, casi seis minutos. Con el productor nos preguntamos, ¿qué pasa?, de pronto la pausa comercial duró hasta los diez minutos y me di cuenta que no iba a volver a salir al aire, me habían cortado el programa al aire y pusieron una comedia famosa llamada los 'Detectilocos' a mitad del programa. Yo me quede con el micro colgado como un tonto en el estudio, para continuar un programa que había sido cortado por decisión del gerente que había llamado a control maestro y dijo: “Ese señor no va más”. Eso fue porque se me pidió que no sacara un reportaje sobre la corrupción policial, ya que lo había solicitado el ministro del Interior, del muy demócrata Fernando Belaunde. El señor Pércovich le había pedido que no saque ese reportaje a Mauricio Arbulú, gerente del Canal 4 y él me lo había pedido a mí. Yo le dije. “Si eso no sale no salgo yo”. Arbulú no me volvió a hablar, pero cuando saqué el reportaje, vinieron los comerciales y yo nunca más regrese. Ese día recuerdo que el alcalde de Lima, Alfonso Barrantes Lingán, acudió a mi casa junto a una multitud que se solidarizó conmigo. Es el episodio más surrealista que me ha pasado.
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"Me gustaría morir sumergido en un delicioso mar de morfina que controlase los dolores de mi cáncer terminal y que me diera mucha felicidad artificial".
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¿Cuál es el personaje más polémico que hayas entrevistado? ¿Recuerdas a algún político cuya jerarquía de su cargo no combine con el tamaño de su intelecto?
Sí, sobre todo en la época de Alberto Fujimori, donde esa combinación de poder e ignorancia era muy frecuente. Entrevisté a gente que apenas podía hilar dos pensamientos o 10 palabras, sin embargo había hecho muchos méritos en el gobierno de Fujimori. Pero eso no me llamaba a la risa sino a la compasión, en todo caso es gente que merece lástima y también lástima por nuestro país. Y en cuanto entrevistas beligerantes, la que más recuerdo fue una con Enrique Chirinos Soto que terminó muy mal, agria y dura por ambas partes. En esa época Chirinos Soto era un fujimorista recalcitrante y defendía la re-reelección. Y otra entrevista combativa y 'faltosa' que recuerdo, fue con el escritor Manuel Scorza, se molestó mucho, exigió que terminara la entrevista, es más, la cortó, él decidió que había terminado. Se molestó porque yo le hable de un libro suyo que tenía defectos gramaticales en mi modesta opinión y él se irritó mucho, porque al parecer lo que dije tenía algo de verdad. No fui correcto en ese momento, no debía hacer eso, pero a veces la fiereza me llamaba, el espíritu de gladiador me llamaba. A veces no buscaba la verdad sino el pleito y esa es una tentación que hay que evadir, me pasó pocas veces, pero las suficientes para ahora sentir remordimiento. Manuel Scorza se murió muy joven en un avión de Iberia que se calló y siempre sentí que le debía algo, porque murió fatalmente, poco después de aquella entrevista.
¿Qué tanto a evolucionado a la política y los políticos en la actualidad?
La política es el refugio de muchos inútiles. La política antes era el escalafón final en la carrera de la inteligencia. Los congresos eran la aristocracia de la inteligencia en el Perú, la clase política era de un nivel extraordinario, José Carlos Mariátegui representó a la izquierda, Víctor Andrés Belaunde representó a la derecha y con Bartolomé Herrera fundaron el pensamiento republicano en el Perú. Ahora nos damos cuenta del insalvable abismo que se nos a abierto entre esa gente de enorme categoría e intelecto y los políticos de hoy, poco menos que indigentes desde el punto de vista intelectual. El Perú padece de atrofia de su clase política, hasta hace algunos años el Senado era una representación de la inteligencia, del talento, del éxito privado, ahora representa la ambición y la codicia. El Perú a retrocedido en materia de representación política y ahora los mejores no se dirigen a la política sino a otras actividades y la política empieza a ser refugio de fracasados.
¿Aún subsiste algún político rescatable?
Muchos, el primero de ellos, sin lugar a dudas es Alan García que esta demostrando haber aprendido mucho, más de lo que la gente creía, pero lo ha hecho apuñalando a su propia promesa electoral, ha tenido que matar su campaña electoral para poder ser el presidente que es. La pregunta es: Si iba a ser lo que está haciendo ¿por qué su campaña fue distinta? ¿Por qué en la política es imprescindible mentir para triunfar en nuestro país?
¿Por qué crees qué es imprescindible la mentira?
Es por el poco desarrollo educacional, la incultura está extendida. Otros pueblos no se dejan engañar fácilmente. El Perú padece de dos cosas: De una enorme capacidad de olvido y de una enorme credulidad e ingenuidad. Con relativa facilidad le puedes decir al Perú lo que no harás con absoluta precisión, como Fujimori, o como Alan García que prometió lo que exactamente no puede hacer y ganó. ¿Qué república embrujada es ésta?, para citar el libro de Alfredo Barnechea, ¿Qué hechizo padecemos? Somos una mezcla de Haití con Nicaragua.
¿Cuántos años llevas ejerciendo el periodismo?
Tantos que ya me da vergüenza. Empecé a los 17 años y ahora tengo 58, son demasiados años.
¿Dónde naciste?
Nací en la destruida capital del Perú.
Si pudieras retroceder en el tiempo, ¿volverías a ser periodista?
Hubiera sido periodista de todas maneras, pero me hubiera dado más tiempo para escribir. Creo que exagere en las horas que dedique al periodismo, se me paso la mano.
¿Sientes que dejaste algo por dedicarte al periodismo?
Dejé de escribir.
¿Y el amor?
El amor, los viajes y todos esos deseos fueron complacidos, aún en exceso. Pero las horas que dedique a escribir no fueron las suficientes. Ahora me da lástima, ya esta hecho y punto. En lo fundamental no me arrepiento de nada. Yo no podría ser otra cosa que periodista. Me venía de sangre, tengo un tío, Benjamín Pérez Treviño, que fue jefe de “Logia Amazónica” en Trujillo, director de un periódico que se llamó “La Razón”, libre pensador, anticlerical, si lo ven en una foto es mi imagen y semejanza. Mi abuelo Benjamín era un buen tipo y mi abuela Rosa Magdora era una de las fotógrafas del periódico. Fue precioso, los curas perseguían a mi abuelo y una vez entraron sus sicarios a pegarle y mi abuela que estaba encinta, iba a nacer mi madre y mi abuela casi tuvo un aborto del susto. Mi madre siempre decía que si ella era nerviosa, era por ese incidente. Es la primera vez que cuento esto.
¿Crees que el periodismo sólo debe ser ejercido por periodistas profesionales?
Si llegáramos a esa conclusión, determinaríamos que no podría escribir en un periódico ni Vargas Llosa, ni Carlos Fuentes, ni siquiera García Márquez que fueron también periodistas empíricos. Es un absurdo que sólo los periodistas colegiados escriban, ¡madre mía!, pero si el Colegio de Periodistas esta plagado de …
¿Qué cualidades debe tener un periodista de investigación?
El don del olfato y el de la sospecha. Y por supuesto, mucha mesura en las conclusiones.
¿Cuál es el personaje más polémico que hayas entrevistado? ¿Recuerdas a algún político cuya jerarquía de su cargo no combine con el tamaño de su intelecto?
Sí, sobre todo en la época de Alberto Fujimori, donde esa combinación de poder e ignorancia era muy frecuente. Entrevisté a gente que apenas podía hilar dos pensamientos o 10 palabras, sin embargo había hecho muchos méritos en el gobierno de Fujimori. Pero eso no me llamaba a la risa sino a la compasión, en todo caso es gente que merece lástima y también lástima por nuestro país. Y en cuanto entrevistas beligerantes, la que más recuerdo fue una con Enrique Chirinos Soto que terminó muy mal, agria y dura por ambas partes. En esa época Chirinos Soto era un fujimorista recalcitrante y defendía la re-reelección. Y otra entrevista combativa y 'faltosa' que recuerdo, fue con el escritor Manuel Scorza, se molestó mucho, exigió que terminara la entrevista, es más, la cortó, él decidió que había terminado. Se molestó porque yo le hable de un libro suyo que tenía defectos gramaticales en mi modesta opinión y él se irritó mucho, porque al parecer lo que dije tenía algo de verdad. No fui correcto en ese momento, no debía hacer eso, pero a veces la fiereza me llamaba, el espíritu de gladiador me llamaba. A veces no buscaba la verdad sino el pleito y esa es una tentación que hay que evadir, me pasó pocas veces, pero las suficientes para ahora sentir remordimiento. Manuel Scorza se murió muy joven en un avión de Iberia que se calló y siempre sentí que le debía algo, porque murió fatalmente, poco después de aquella entrevista.
¿Qué tanto a evolucionado a la política y los políticos en la actualidad?
La política es el refugio de muchos inútiles. La política antes era el escalafón final en la carrera de la inteligencia. Los congresos eran la aristocracia de la inteligencia en el Perú, la clase política era de un nivel extraordinario, José Carlos Mariátegui representó a la izquierda, Víctor Andrés Belaunde representó a la derecha y con Bartolomé Herrera fundaron el pensamiento republicano en el Perú. Ahora nos damos cuenta del insalvable abismo que se nos a abierto entre esa gente de enorme categoría e intelecto y los políticos de hoy, poco menos que indigentes desde el punto de vista intelectual. El Perú padece de atrofia de su clase política, hasta hace algunos años el Senado era una representación de la inteligencia, del talento, del éxito privado, ahora representa la ambición y la codicia. El Perú a retrocedido en materia de representación política y ahora los mejores no se dirigen a la política sino a otras actividades y la política empieza a ser refugio de fracasados.
¿Aún subsiste algún político rescatable?
Muchos, el primero de ellos, sin lugar a dudas es Alan García que esta demostrando haber aprendido mucho, más de lo que la gente creía, pero lo ha hecho apuñalando a su propia promesa electoral, ha tenido que matar su campaña electoral para poder ser el presidente que es. La pregunta es: Si iba a ser lo que está haciendo ¿por qué su campaña fue distinta? ¿Por qué en la política es imprescindible mentir para triunfar en nuestro país?
¿Por qué crees qué es imprescindible la mentira?
Es por el poco desarrollo educacional, la incultura está extendida. Otros pueblos no se dejan engañar fácilmente. El Perú padece de dos cosas: De una enorme capacidad de olvido y de una enorme credulidad e ingenuidad. Con relativa facilidad le puedes decir al Perú lo que no harás con absoluta precisión, como Fujimori, o como Alan García que prometió lo que exactamente no puede hacer y ganó. ¿Qué república embrujada es ésta?, para citar el libro de Alfredo Barnechea, ¿Qué hechizo padecemos? Somos una mezcla de Haití con Nicaragua.
¿Cuántos años llevas ejerciendo el periodismo?
Tantos que ya me da vergüenza. Empecé a los 17 años y ahora tengo 58, son demasiados años.
¿Dónde naciste?
Nací en la destruida capital del Perú.
Si pudieras retroceder en el tiempo, ¿volverías a ser periodista?
Hubiera sido periodista de todas maneras, pero me hubiera dado más tiempo para escribir. Creo que exagere en las horas que dedique al periodismo, se me paso la mano.
¿Sientes que dejaste algo por dedicarte al periodismo?
Dejé de escribir.
¿Y el amor?
El amor, los viajes y todos esos deseos fueron complacidos, aún en exceso. Pero las horas que dedique a escribir no fueron las suficientes. Ahora me da lástima, ya esta hecho y punto. En lo fundamental no me arrepiento de nada. Yo no podría ser otra cosa que periodista. Me venía de sangre, tengo un tío, Benjamín Pérez Treviño, que fue jefe de “Logia Amazónica” en Trujillo, director de un periódico que se llamó “La Razón”, libre pensador, anticlerical, si lo ven en una foto es mi imagen y semejanza. Mi abuelo Benjamín era un buen tipo y mi abuela Rosa Magdora era una de las fotógrafas del periódico. Fue precioso, los curas perseguían a mi abuelo y una vez entraron sus sicarios a pegarle y mi abuela que estaba encinta, iba a nacer mi madre y mi abuela casi tuvo un aborto del susto. Mi madre siempre decía que si ella era nerviosa, era por ese incidente. Es la primera vez que cuento esto.
¿Crees que el periodismo sólo debe ser ejercido por periodistas profesionales?
Si llegáramos a esa conclusión, determinaríamos que no podría escribir en un periódico ni Vargas Llosa, ni Carlos Fuentes, ni siquiera García Márquez que fueron también periodistas empíricos. Es un absurdo que sólo los periodistas colegiados escriban, ¡madre mía!, pero si el Colegio de Periodistas esta plagado de …
¿Qué cualidades debe tener un periodista de investigación?
El don del olfato y el de la sospecha. Y por supuesto, mucha mesura en las conclusiones.
¿Cómo definirías a César Hildebrandt?
Como un apasionado, intolerante, adicto al trabajo, competitivo, insomne, antipático muchas veces. Pero también tierno, emocionado, siempre emocionado. Me emociona mucho la vida y la pobreza me duele, creo tener cierta sensibilidad en relación a los otros. El único distingo entre izquierdas y derechas, radica en si te preocupas por los demás. En ese sentido soy más de izquierda que de derecha, por eso nunca entendí a la derecha en su egoísmo, en su autismo y en su suicidio final, porque el mundo es insostenible tal como esta ahora. No puede haber tantos millones de pobres que se queden tranquilos tanto tiempo.
En nuestro país no se hace mucho por erradicar la pobreza, la enorme desigualdad...
No hacen nada para que el modelo de acumulación permita algunas exclusas que permitan el goteo, el famoso 'chorreo'. Es un sistema que hace que el país prospere, en cuanto a las grandes cifras, pero el pobre no se entera de este progreso, porque al proyecto liberal no le preocupa la creación del empleo, el bienestar de la gente, ni le preocupa que los pobres sean más pobres. Para el liberalismo la pobreza es un hecho natural, inexorable, es como parte del paisaje. Los desempleados son necesarios para el liberalismo porque permiten, como un 'colchón', abaratar el salario, si no hubiera desempleados, el salario tendría que encarecerse y eso no lo pueden permitir las empresas.
¿Crees que un periodista debe incursionar en la política? ¿Ganaría o perdería credibilidad e independencia?
Perdería toda credibilidad porque sería juzgado como un periodista militante, los hay muy respetables, pero son militantes.
¿Por qué crees que hay muchos periodistas que han sido seducidos por el poder?
Porque han sido seducidos por la ilusión de poder, más que por el poder. Me pregunto, ¿dónde está Denis Vargas Marín que renunció a RPP? Ahora no sé en qué nicho está enterrado por sus propios escombros y convertido en anónimo. El poder puede ser una ilusión, un espejismo y un espejo distorsionante. El poder es muy relativo, pero siempre es engañoso y los periodistas que se fueron en busca del poder regresaron siempre sin el.
¿El periodista se debe primero al público, a la autoridad o a ambos?
Un periodista se debe a la opinión pública, es su única lealtad, es la única mujer que debe reconocer, el único compromiso que debe reconocer es su matrimonio con la opinión pública, ni con el dueño, ni con los anunciantes. Y ni siquiera con las encuestas, ni con el gran público, porque éste también se equivoca, sino, pregúntale a Jesucristo. Es muy fácil decir la opinión pública es tu dueño, pero que opinión, la de aquellos que están acostumbrados a mendigar un pedazo de Sedapal, un pedacito de Mivivienda, cuidado, esa es una opinión muy distorsionada. Si se hubiera hecho una encuesta en Alemania en el año de 1935 la gente votaba por Hittler, cuando fue un bárbaro la gente lo apoyó y era un pueblo culto. Por lo tanto la gente se equivoca y las fuentes masivas de opinión no son las que un periodista debe seguir, hay algo más que la opinión pública y es el sentido de la justicia. El pueblo a veces puede querer la injusticia y el periodista debe tener el instinto suficiente para distinguir entre el mandato de la opinión pública y a veces el mandato de la razón. La gente quiere pena de muerte, y sin embargo la pena de muerte es una salvajada, porque no soluciona nada, es una venganza del Estado. La gente quisiera linchar a los ladrones, no se les puede permitir eso o que se castre a los violadores con un cuchillo. Tenemos que tener mucho cuidado porque la prensa tiene una misión y es la de mejorar a la gente y mejorar a la sociedad en base a ciertos valores que nos diferencian de la zoología.
¿Te gustaría incursionar en política?
Tendría que dejar de ser periodista para ser político. No podría ser ambas cosas. No tengo la cara de palo suficiente para ser diputado, luego salir de periodista y fingir que soy independiente. Si alguna vez incursiono en la política es porque habré salido del periodismo y eso es muy improbable.
¿Pero no lo descartas?
No lo descarto en un 100%. El periodismo también fatiga porque es navegar contra la corriente, sobre todo en mi caso, porque me han usado de 'pera' de entrenamiento.
Si existieran políticos a carta cabal y de conducta intachable, ¿qué harías para combatir la pobreza, la violencia y la corrupción?
Habría tal vez que elevar la vaya de las exigencias, para ser diputado no se requiere ni siquiera ser letrado, puede ser iletrado eso me parece un absurdo, me parece una demagogia populista decir que un iletrado puede ser diputado. También habría que hacer cumplir las leyes, hacer que el funcionario público sea una carrera, como en Francia, en la que no intervienen demasiado los partidos que gobiernan, además, están bien pagados. La reforma del Poder Judicial es imperativa, a pesar que haya tenido un retroceso con esto de la discriminación en los salarios de los vocales y de los jueces. Establecer mecanismos de control ciudadano, de monitoreo ciudadano, que no existen actualmente. Un puneño elige por cinco años a un diputado y no lo puede ni llamar por teléfono. El pueblo no tiene ningún mandato sobre él. La única revancha que tiene el pueblo es no elegirlo cinco años después. ¿Y los cinco años que pasaron? Eso tiene que resolverse.
¿Crees que la reelección es sinónimo de corrupción?
Sí, claro. Para el que esta en el poder y desea perennizarse, sí es sinónimo absoluto de corrupción, porque desde el poder evidentemente se tiene todas las ventajas.
¿Estás de acuerdo con la reelección inmediata?
No, no estoy de acuerdo. Si hubiera dos Cámaras en el Congreso, estaría de acuerdo con la reelección en la Cámara de Senadores, pero no en la Cámara de Diputados.
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"Tú puedes ser muy próspero, tener cuatro carros y ser un delincuente en esta profesión. Como el señor Olaya que tenía cuatro Mercedes Benz, pero era el hampón del grupo Bresani y del SIN. ¿De qué le sirvieron los cuatro Mercedes? De nada, el dinero felizmente es secundario".
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¿Cuál es tú opinión con respecto a las autoridades, ministros, alcaldes y regidores que guardan silencio ante denuncias e investigaciones hechas por el periodismo?
Por mi experiencia creo que es un sentimiento de impunidad, dicen: “A mí no me pasa nada porque tengo un padrino”. O piensan: “No me va a pasar nada, pasado mañana ya nadie se acuerda, las denuncias son rápidas y sucesivas”. Lo que impera es la sensación de andar blindado en relación a cualquier fiscalización. Ni siquiera es soberbia, porque ella es un sub producto del éxito, más bien son simplemente rateros y sinvergüenzas.
¿Qué impresión tienes de estos primeros 120 días de gobierno aprista bajo la batuta de Alan García?
No lo esta haciendo mal, aunque para eso haya tenido que traicionar toda su campaña electoral. Espero que se mantenga así, digamos bien, con su litio, con sus calmantes y ajeno a los exabruptos. No se puede negar que estamos pasando por una buena etapa en materia de precios internacionales, eso también es de sumo provecho para el presidente García. El problema es que ha heredado el modelo toledista, que fue un legado del gobierno de Fujimori, por lo tanto lo que vivimos es una economía fujimorisada, con un presidente democrático. Alan García no ha podido romper este esquema para poder atacar las estadísticas de la pobreza y bajar esas cifras. Seguimos con 24% de pobreza extrema y 48% de pobres. Por lo tanto, desde el punto de vista social somos un país no viable, somos un país imposible. García ha mantenido la situación, pero no ha abierto la alcancía para que las monedas se caigan al piso y chorree hasta las esteras, no ha podido y no hay como.
¿Es sólo culpa del heredado modelo económico?
El modelo es cerrado, es una arquitectura muy bien diseñada por los que saben. Los defensores del pensamiento conservador han organizado un modelo que no tiene fisuras y que exige muchos niveles con alto desempleo, que da poca mano de obra, que se basa en exportaciones primarias, en una economía reprimarisada, donde es más importante la caoba que la fábrica. Un modelo donde la inserción del Perú en la globalización, es la inserción de un país subordinado al abastecimiento de las materias primas. Con ese modelo es difícil reorganizar el país desde abajo, claro que existe la posibilidad de construir viviendas, de poner agua, desagüe, poner luz, aliviar las cocinas, pero entra en los límites de la caridad, eso no es gobierno, es compasión. El gobierno es construir vidas dignas, estables, empleos relativamente bien remunerados, lo otro es, algo parecido a que si la primera dama, Pilar Nores, se levanta de buen humor y regala cosas. O si tenemos suerte, Hernán Garrido Lecca, va a construir cien mil viviendas en 5 años, tal como lo hizo Alejandro Toledo. El déficit de viviendas en nuestro país es enorme, es más de un millón y medio de viviendas.
¿Cómo te imaginas nuestro país en 30 años?
Más pobre si seguimos con este modelo, con un abismo social más grande todavía, los ricos más ricos y lo pobres más pobres que nunca. Excepto que el modelo sea matizado por alguna inteligencia, sin ahuyentar el capital y la inversión extranjera, redefinir la redistribución social. Y eso se hace recaudando más impuestos, cobrando más a los grandotes, poniendo a los medianos evasores en el curso legal y logrando que las pymes se sientan parte del Estado. No hay otra manera de tener más dinero que cobrando más impuestos, la presión tributaria en el Perú es el 15%, la presión tributaria de Europa es 28%, con esa cifra tu puedes tener dinero, para la salud, para mantener las carreteras, a las que además les pones peajes. Un Estado cuesta. Aquí se cree que las cosas salen del milagro, pero un Estado de bienestar cuesta, cuesta el 30% de impuestos permanentemente. La relación de los impuestos con nuestro PBI es el 15%, absolutamente ineficiente, en Chile se tiene un 22%.
¿Cuántas veces han tratado de amenazarte o intimidarte?
Es parte del salario recibir cosas así. La única auténticamente grave fue la del Plan Bermuda, que fue concebido por Montesinos y publicado en 1997 por 'La República', gracias a esa publicación fue desactivado. Este Plan era para matarme en un fingido accidente de tránsito, no importaba si estaba con o sin la familia. Como resultado de ese informe y de otros es que salió el caso de Leonor La Rosa. Ella fue acusada de entregar a la prensa ese y otros informes, por ello fue asesinada su amiga de ella, la agente del servicio secreto del Ejército, Mariela Barreto, por orden de Martín Rivas, su ex marido. Cuando él se entera que en el Pentagonito, hay una filtración que había permitido la publicación en La República del Plan Bermuda, destinado a matarme, ordena que maten a Mariela Barreto y la mata un comando de la marina dirigido por un miembro del grupo Colina. Ella es asesinada en una carretera y luego descuartizada. La encontraron fragmentada en cinco bolsas de basura negra en Canta. Estamos hablando de un gobierno así de siniestro, hay gente que es tan boba que no recuerda estas cosas, no recuerda la magnitud del lodo que estábamos viviendo. Nunca se ha abierto una investigación autentica sobre éstos hechos, los asesinos de Mariela Barreto siguen impunes. Ahora han acusado a Martín Rivas de la autoría intelectual, pero la autoría física no se ha probado todavía.
¿Llegaste a denunciar este horrendo crimen?
Sí, claro, y cien mil denuncias sobre eso y otros casos. Yo me metí con Martín Rivas, con Montesinos.
¿Pediste garantías para tu vida?
Nunca pedí protección, ¿a quién le iba pedir protección? ¿a Fujimori? se iba reír de mí: Sería como haberle dicho: “Señor Fujimori, protéjame de los asesinos que usted comanda”, este tipo se iba a reír como chino.
¿Intentaron comprarte alguna vez?
Si, me pusieron un maletín con 35 mil dólares los 'chicos' del Canal 4, es decir los directivos, en el año que me botaron, en 1991. En 1983 me botaron y pusieron el programa de los 'Detectilocos'. Ocho años después, en 1991, me volvieron a botar del mismo canal. Alberto Fujimori le pidió a Nicanor Gonzáles y a Mauricio Arbulú mi cabeza y me botaron. El domingo salió un informe sobre un documento pavoroso, que era una orden operativa del Comando Político Militar de la zona de emergencia de Ayacucho, la orden decía: “A partir de ahora, los sobrevivientes de las batallas con los delincuentes terroristas senderistas deben ser eliminados”. Tenía un sello que decía: “Incinérese después de leerse”. Yo recibí el documento, como mi reportera era Cecilia Valenzuela y como ella era mi engreída, le di el documento para que hiciera la nota, pero puso unos trozos de una película de Lombardi sobre Ayacucho, entonces el Canal 4 tomó eso como pretexto. Me dijeron: “Haz usado escenas de ficción para desprestigiar al Ejército', les respondí que las escenas de ficción no desprestigian al Ejército, lo que lo desprestigia es el mismo Ejército. ¡Cómo van a dar la orden de matar a todos! Lo que debieron hacer es interrogarlos y obtener mucha inteligencia. Para matar a todos los prisioneros del adversario, hay que ser loco o estúpido.
¿Llegó a salir al ‘aire’ el informe de Cecilia Valenzuela? ¿De qué modo le ofrecieron los 35 mil dólares?
El domingo salió el informe y el miércoles me botaron. Ese día al mediodía yo recibí en mi oficina a un señor llamado Salvador Majluf, es una buena persona, que era en ese momento accionista del Canal 4, bajó de su Mercedes con un maletín, puso el maletín en la mesa y me dijo: “El canal considera que te ha hecho daño, pero tu tienes que entender la presión es mucha y queremos de algún modo indemnizarte”. Abrió el maletín y me dijo: “Aquí hay 35 mil dólares, te ruego que los aceptes, no hay recibo, no hay nada”. Le dije: “Salvador, me suena muy tentador porque me has dejado en la calle”. Encima les debían la planilla a mis trabajadores, pero no los acepté. Espero que Majluf los haya devuelto, creo que sí, porque era un buen tipo. Si yo hubiera aceptado eso, me hubiera ido bien por un tiempo, pero me hubiera ido pésimo a largo plazo. En esta profesión el ser honrado es también una inversión. Tú puedes ser muy próspero, tener cuatro carros y ser un delincuente en esta profesión. Como el señor Olaya que tenía cuatro Mercedes Benz, pero era el hampón del grupo Bresani y del SIN. ¿De qué le sirvieron los cuatro Mercedes? De nada, el dinero felizmente es secundario.
¿Qué le dirías a los que creen que por estar en Radio San Borja, tú no vas a criticar al alcalde Alberto Tejada y al regidor Alex Samaniego, hijo de uno de sus propietarios?
Les diría que no saben nada de mí, que ignoran mi pasado. Por supuesto que si Tejada hace algo irregular y viene un grupo de vecinos y me lo demuestra, claro que la sacaría, así como cualquier denuncia bien documentada. Además, no conozco a Tejada. Lo único que sé, es que fue un árbitro de fútbol.
¿Es cierto que eres virtual co-propietario junto a Humala, Diez Canseco y Belaunde del diario LA PRIMERA?
Es un rumor, no soy propietario del diario La Primera. Estoy en un proyecto para sacar un diario que ojalá salga. En ese proyecto está Manuel Velarde de Acción Popular, Javier Diez Canseco, sin partido, Raúl Wiener, Pedro Franke y Fernando Viaña. Imagínate la heterogeneidad, es un auténtico cambalache de personajes.
Siempre haz preferido trabajar con mujeres, ¿Crees que las mujeres son más honestas que los hombres?
Son tan eficaces como los hombres y son menos propensas a la maña, lo sé por experiencia.
¿Cómo te gustaría morir?
Sin miedo, sin temblores. Me gustaría morir sumergido en un delicioso mar de morfina que controlase los dolores de mi cáncer terminal y que me diera mucha felicidad artificial.
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